«Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal lloró fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de buscar algo que hacer. Finalmente, el campesino decidió que el burro ya estaba viejo y el pozo ya estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas; que realmente no valía la pena sacar al burro del pozo. Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno agarró una pala y empezaron a tirarle tierra al pozo. El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró horriblemente.Luego, para sorpresa de todos, se aquietó después de unas cuantas paladas de tierra. El campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio… con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble:Se sacudía la tierra y daba un paso encima de la tierra. Muy pronto todo el mundo vio sorprendido cómo el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando…»
 

¿Cuántas veces te has sentido como el burro y te has dejado enterrar por los problemas y las dificultades? ¿Cuántas veces no aprovechas los problemas como un proceso de mejora y desarrollo personal? Aunque parezca mentira los problemas son oportunidades. Debemos afrontar cada problema como una oportunidad de mejora.
 
1- La vida es tener y gestionar problemas.
No hay vida sin problemas. Lo que hay, son personas que gestionan mejor los problemas que otros. Suelen decir incluso que las empresas deben contratar a dos tipos de personas, las que plantean problemas y las que resuelven problemas. Si falta cualquiera de los dos grupos una empresa no será sostenible. El plantear problemas en las empresas es sugerir nuevas formas de hacer las cosas y cuestionarse que las cosas pueden mejorarse y cambiarse.
Por tanto nuestras vidas personales y empresariales son problemas, unas veces generados por nosotros mismos y otras veces generados por el propio entorno en el que nos desenvolvemos.
2- Para salir de los problemas es necesario ir gestionándolos e ir resolviéndolos poco a poco.
Es necesario ser capaces de ver los problemas de forma independiente y no como un problema global. La mayor parte de las ocasiones para resolver un gran problema es necesario resolver antes pequeños problemas que nos lleven a resolver el problema final.
La descomposición de un problema en pequeñas partes no habilita mejores facultades anímicas y emocionales para no abandonar la resolución del problema. Cada vez que damos un pequeño paso hacia el problema mejorará nuestra autoestima personal y nuestra motivación para seguir afrontando el problema. 
3- Cada uno de nuestros problemas es un escalón hacia arriba. 
Cada problema que tengamos y que resolvamos es un paso hacia la mejora personal y empresarial. Cada vez que solventamos un problema crítico, mejoramos una situación o mejoramos nosotros mismos. Debemos ver con visión positiva cada paso que resolvemos del problema.
4- Siempre se sale de los problemas.
Suelen decir que «el tiempo lo cura todo». Y ciertamente es verdad. El tiempo cura lo bueno y lo malo. De nosotros depende de que el periodo en el que tengamos problemas lo gestionemos mejor o peor. Lo que no se debe perder nunca es  la visión de que siempre, siempre, siempre, siempre se consigue salir de los problemas.
Por tanto, hay que controlar esta preocupación innecesaria frente a los problemas, ya que cuando un problema tiene solución ¿porqué preocuparse? y cuando un problema no tiene solución, ¿porqué preocuparse?.
Al igual que el burro de la historia, no permitas que los problemas acaben enterrándote. Aprovecha cada problema como una opción de desarrollo personal y mejora empresarial.
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