Hace ya muchos años se estaba construyendo una catedral. Un hombre, siguiendo la costumbre más perpetuada en este país, se pasó por las obras para ver cómo otros trabajaban. Y allí se encontró con tres maestros canteros que, cincel en mano, estaban trabajando la piedra para construir el templo.

Se acercó al primero y le preguntó qué es lo que estaba haciendo. La respuesta fue contundente y malhumorada:
Pues es bastante evidente, ¿no? Aquí picando esta piedra con la solana que hace… y con la sed que yo tengo. ¡Y lo que me queda aún! Por no hablar de lo que me fastidia el capataz por aquí de paseo, sin dar un palo al agua. A mí también me gustaría ser capataz…

Al acercarse al segundo cantero, esto fue lo que le dijo sin apenas mirarle a la cara:
Pues aquí ando haciendo lo que me han mandado. Tengo mujer y cuatro hijos, ¿sabe?, así que toca obedecer para poder llevar el pan a casa.

Al acercarse al tercero, comprobó que éste trabajaba con un entusiasmo inusitado. Al hacerle la misma pregunta que a los dos anteriores, éste le respondió con satisfacción y orgullo:

¿Que qué estoy haciendo? Acaso no lo ve caballero: una catedral.


En la empresa y el la vida hay un valor elemental que depende de uno mismo, y que en base a él obtendremos unos resultados u otros. Ese valor es la actitud.

La actitud que empleo cada día en el trabajo, la actitud con la que hago deporte, la actitud con la que me relaciono en el trabajo, la actitud con la que hablo a mis hijos, etc. La actitud lo es todo. Cada mañana al despertar podéis elegir la actitud con la que vais a afrontar vuestra jornada laboral y la actitud que os va a permitir hacer de ese día un día único y especial.

Hay personas que piensan que les ha tocado un mal día para empezar a trabajar y otras que con el mismo día piensan que es un día fantástico para trabajar y hacer grandes cosas. Hay personas que sólo ven caras tristes por la mañana y otras personas que sólo ven caras alegres yendo al trabajo por el mismo camino. Hay personas que se sientan en el autobús en el lado de un paisaje oscuro y otras que se sientan en el lado por donde brilla el sol.

Si sois como el primer cantero que no os sentís parte de lo que hacéis y que siempre se está quejando de su situación y de cada momento del día, y que además no hace nada para cambiarla, viviréis y trabajareis amargados el resto de vuestra vida.

También si actuáis como el segundo cantero que se resigna ante su situación aunque no sea el trabajo que le gusta desarrollar, estaréis hipotecando parte devuestra vida.

La actitud necesaria para trabajar y para vivir es la del último cantero. Se debe estar siempre ilusionado con lo que se hace y sentirse partícipe de que se está construyendo algo grande en vez de empequeñecerse uno mismo de forma constante pensando que su labor empresarial o acciones en la vida personal son mas bien insignificantes. Hay que ver el proyecto final en el que se participa de forma constante y en el que la actitud es fundamental

Solo tenemos una vida y es más que suficiente si se vive bien como decía Woody Allen. Pero es importante vivirla como protagonista y no como actor de reparto. Cada día tomas múltiples decisiones con el mismo entorno que otras personas y sin embargo unos tienen éxito y otros no. Levántate cada mañana teniendo claro que tu eres el dueño de tu actitud , que ésta sólo depende de tí y que la actitud con la que afrontes cada decisión profesional y personal es la que te va a ayudar a alcanzar tus pasiones y tus metas.

Al final, igual que en la historia, pregúntate ¿Que cantero eres? y con qué actitud desarrollas tu actividad empresarial y tus proyectos personales cada día.

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