«Entre los años 1924 y 1932 en la fábrica Hawthorne Works, una fábrica de la Western Electric a las afueras de Chicago se realizo un experimento que fue acuñado con el término de efecto Hawthorne por Henry A. Landsberger en 1955 cuando analizaba los experimentos que se realizaron durante esos años en la fábrica ubicada en Chicago

Este experimento, y otros, fueron coordinados por Elton Mayo, con la colaboración de Frist Roethlisberger, la Universidad de Harvard y el ingeniero de la Western Electric, William Dickson. 

En Hawthorne Works encargaron un estudio para comprobar la posibilidad de aumentar la productividad de sus trabajadores aumentando o disminuyendo las condiciones de iluminación ambiental.

En una primera fase del experimento se aumento la iluminación y pudieron comprobar como se producía un aumento de la productividad en la fábrica. Tras esta fase decidieron comprobar los resultados que se obtenían en la productividad de los trabajadores disminuyendo la iluminación ambiental. Su sorpresa fue el comprobar que cuando se reducía la luz los índices de productividad también aumentaban al igual que ocurría cuando se aumentaba la luz»

La conclusión de este experimento fue que la mejora de la productividad no se debía tanto al aumento o la reducción de la iluminación sino más bien al efecto motivacional que suponía para los trabajadores el pensar que había alguien que estaba pendiente de ellos.

Este experimento, y otros similares que se realizaron en la fábrica de Western Digital contribuyeron siempre a un aumento de la productividad en la fábrica durante un breve periodo de tiempo. Se determinó que estos aumentos estaban relacionados con la reactividad psicológica más que con los cambios propiamente dichos.

Muchas veces en la vida y en las empresas no buscamos tanto las mejoras positivas sino más bien el sentirnos valorados y acompañados en nuestro desarrollo personal.

A mi me suele gustar contar en mis conferencias de desarrollo personal y motivación que lo más importante no es lo que tenemos y a dónde llegamos sino que lo más importante es lo sólo o rodeados que estamos.

Muchas veces no es necesario estar rodeado de otras personas para sentirse acompañado y muchas veces aunque se está rodeado de múltiples personas uno puede encontrase verdaderamente sólo. Esto es muy importante, ya que no estoy hablando de tener muchas amistades o de estar rodeado siempre de gente, sino más bien de un estado de integración donde cada uno se sienta como parte de un todo.

Al final las personas nos desarrollamos y trabajamos mucho mejor cuando se da un ambiente donde no nos sentamos solos. En las empresas, la productividad o el liderazgo están muy relacionados con el vivir y desarrollarse en un entorno de no soledad. A veces cuando me preguntan alguna característica para un buen liderazgo, a mi me suele gustar decir que el buen liderazgo crea ambientes donde las cosas ocurren y eso es debido entre otras cosas a que todos los que participan de ese ambiente profesional no se sienten solos.

En nuestro desarrollo personal, el sentir que hay otras personas que tiran de los proyectos personales y profesionales, que sin estar presenciales están disponibles y que sin colaborar directamente nos aportan mucho es completamente imprescindible.