Aprendiendo de los mejores films: Abierto hasta el amanecer, 1995

Nuestro cerebro, nuestros pensamientos, nuestra actitud frente a la vida es la que da el nivel de gravedad a los problemas. Nicolás Gómez Dávila decía: “Nada es más peligroso que resolver problemas transitorios con soluciones permanentes”. A los problemas sencillos, soluciones sencillas y a los problemas complejos soluciones complejas. De la misma forma, para los problemas transitorios , soluciones transitorias y para los problemas permanentes, soluciones permanentes. A veces las empresas arrastran los problemas a todos los ámbitos de la organización. Como decía un proverbio chino: “Si tienes un problema que no tiene solución ¿para que preocuparse?, y si tienes un problema que tiene solución ¿para que preocuparse?”. Lo más importante que hay que valorar es si el problema tiene o no solución. En ambas situaciones, la preocupación complica siempre la resolución del problema. Tras identificar como solucionarlos es importante identificar si sólo depende de nosotros o dependemos de cambios en factores externos para su solución. Además para que los problemas no se agraven, es importante intentar resolverlos desde una mentalidad diferente a la que teníamos cuando se originó el problema.