«A finales de los años 90, concretamente en 1998,  Roy Baumeister, psicólogo y profesor de la Universidad de Florida, realizo junto a varios compañeros un experimento para analizar el comportamiento de la fuerza de voluntad. El experimento lo realizo con dos grupos de personas en una habitación impregnada con olor a galletas de chocolate recién horneadas.

Una vez en la habitación al primer grupo se le pidió que comiera galletas y al segundo grupo que comiera rábanos. Tras darles de comer galletas de chocolate a unos y rábanos a otros, se les hizo una prueba para intentar resolver un problema complejo de un rompecabezas que normalmente se resuelve en unos 30 minutos. Al analizar los resultados se pudo comprobar que las personas que habían comido galletas estuvieron enfrentándose al problema de forma intensa con una duración media de 19 minutos, mientras que los que habían comido rábanos sólo aguantaron de forma intensa un tiempo medio de 8 minutos frente al problema.

Desde el punto de vista de la voluntad, las personas que comieron rábanos emplearon una gran energía y por tanto fuerza de voluntad para resistirse a la tentación de comer galletas. Habían agotado gran parte de su fuerza de voluntad aguantando la tentación de comer galletas, es decir su fuerza de voluntad estaba más debilitada y por eso se rindieron antes frente al problema complejo del rompecabezas.

Los resultados de este experimento mostraron que todas nuestras acciones mentales consumen la misma “fuente de energía” y que con ello nuestra capacidad de tomar decisiones inteligentes va disminuyendo gradualmente. La fuerza de voluntad es una energía especial que poseemos, pero limitada.»

Roy Baumeister definía tres componentes necesarios para lograr tus objetivos:

1- Tener y fijar la motivación necesaria para realizar un cambio y fijar una meta de forma clara y concisa.

2- Hacer un seguimiento de las actitudes y comportamientos que nos van a ayudar a alcanzar la meta.

3- Mantener la fuerza de voluntad.

Podríamos decir que la fuerza de voluntad sería la capacidad de resistir las tentaciones a corto plazo que nos impiden cumplir las metas a largo plazo.

De este experimento se podrían extraer las siguientes reflexiones para aplicar en tu desarrollo personal:

1- Las decisiones consumen tu fuerza de voluntad:

Todas las decisiones, desde las decisiones pequeñas del día a día personales como qué voy a desayunar, qué ropa me pongo o que transporte tengo que coger, hasta las grandes decisiones empresariales, son decisiones que van a ir mermando nuestra fuerza de voluntad diaria y que cuando tengamos que emplear nuevos objetivos harán que tengamos más o menos fuerza de voluntad.

El agotamiento de la fuerza de voluntad en determinados momentos provoca una menor actividad en la región del cerebro relacionada con aspectos cognitivos y origina menores niveles de glucosa en la sangre.

2- Define menos metas cada día:

Es mejor definirse menos objetivos a realizar cada día para poder concentrase en esas pocas metas y tener que tomar menos decisiones que mermen la fuerza de voluntad para las mismas. Cuanto más numerosos y dispersos estén tus objetivos diarios más fácil en consumir tu fuerza de voluntad y por tanto más fácil es que no llegues a cumplir los mismos.

El definir menos objetivos nos ayudaran a focalizar mucho más en ellos, a tener más fuerza de voluntad y a ser más persistentes para la finalización y cumplimiento de los mismos.

3- La fuerza de voluntad mejorará la consecución de tus metas:

Muchas personas piensan que su desarrollo personal podría mejorar notablemente si mejorara su fuerza de voluntad. Con más fuerza de voluntad haríamos deporte todos los días, aprenderíamos ese idioma que tanto nos cuesta o captaríamos esos clientes a los que ni siquiera encontramos.

4- Tu fuerza de voluntad puede mejorar con tu actitud.

Los efectos negativos de amaneramiento de la fuerza de voluntad se puede reducir con actitudes y estados de ánimo lo más positivos posibles. Si te preocupas por mantener siempre la motivación adecuada es posible mantenerse firme en la persecución de los objetivos aunque la fuerza de voluntad se haya reducido.

Una actitud más planificadora también es un táctica muy efectiva para mermar lo menos posible la fuerza de voluntad ya que tendremos todo más controlado y reduciremos las tomas de decisiones.

Por eso hay personas con más o menos fuerza de voluntad. Hay personas que consumen toda su fuerza de voluntad en múltiples tareas que no aportan valor y que además no mantienen actitudes positivas que mantengan una fuerza de voluntad adecuada para la consecución de sus metas.

Todos tenemos la misma posibilidad de tener la misma fuerza de voluntad, otra cosa muy distinta es como la gestione y la desarrolle cada uno.