Vivimos dentro de una caja de cristal. No la ves pero está ahí. Algunos no miran porque no quieren verla y otros aún mirando no son capaces de reconocerla. Si no la ves ponte a pensar en tu día a día, piensa en tu trabajo, en tu ocio, en tus objetivos de vida, en tus fracasos y en tus ilusiones. Veras entonces como empiezas a sentir, a percibir las paredes de la caja de cristal en la que te encuentras. Veras como eres capaz de ver el futuro y verte dentro de la caja de cristal cuando te encuentres en edad avanzada.

No nos gusta nada que nos digan que vivimos encerrados. Vivimos gran parte de nosotros encerrados dentro de la realidad que otros nos han dicho de forma reiterada que es lo verdaderamente importante. Coleccionamos más cosas, que momentos y no nos damos cuenta de que las cosas van y vienen y sólo están ahí para que tengamos momentos. Recuerda además que cuando ya no estés en esta vida lo único que te llevarás son momentos, todo lo demás lo dejaras aquí.

Para darnos cuenta de que estamos dentro de una caja de cristal deberemos comenzar por tener una conversación de verdad con nosotros mismos. Deberemos empezar a valorar lo que realmente es importante para nosotros y no para los demás. Deberemos empezar a cambiar la forma de pensar para crear nuevos pensamientos, mucho más altos y mucho más enriquecedores.

Cuánta gente conoces que últimamente han descubierto que estaban dentro de una jaula de cristal y que además en gran parte de las ocasiones ésta ha empequeñecido enormemente de la noche a la mañana porque han perdido un trabajo después de 20 años en la misma empresa, han sufrido un proceso de separación personal tras 25 años de vida en común o han perdido en un accidente ese bien material tan apreciado.

Unos la verán de forma clara y se preguntaban como es que no han sido capaces de verla hasta ahora. Otros la verán de forma difuminada y algo borrosa pero verán que están ahí dentro y que siempre han estado ahí. También habrá personas incapaces de ver su caja de cristal aún siendo ésta además de reducido tamaño. 

No la vemos o no la queremos ver porque es cómodo mantenernos protegidos de lo desconocido. Pero a la vez que nos protege nos aísla completamente de lo que realmente deseamos y de todo aquello a lo que podríamos aspirar.

Esta urna de cristal es nuestra pequeña jaula, nuestro pequeño reducto de seguridad. Nuestra urna es cálida, acogedora y en ella tenemos más o menos el control de todo lo que ocurre. Esta calidez incluye lo bueno y lo malo de nuestro día a día, pero como es conocido nos reduce mucho nuestra gestión del estrés diario. Nuestra zona cómoda de la urna de cristal es también lo malo conocido. Mejor malo conocido que bueno por conocer, dice el dicho popular con acierto.

Nuestra caja de cristal es nuestro mundo, nuestro universo. Pensamos que más allá de nuestra caja de cristal no hay nada más y que ya lo tenemos todo. 

La verdad es que nos encerraron en esa caja de cristal desde que nacimos, con pautas familiares preestablecidas donde la mayor parte de las familias deben seguir el mismo patrón y donde salirse de esas pautas no estuviera bien visto. Hemos incluso heredado parte de aquellas vidas familiares que hemos visto a nuestros padres desarrollar dentro de sus jaulas de cristal. La educación, los sistemas de gobernanza, las empresas todo ello contribuye en parte a que permanezcamos dentro de la caja de cristal. Somos en parte como peces dentro de una pecera donde como el pez creemos que todo lo que existe está dentro de nuestra pecera particular.

¿Y como llamamos a nuestra caja de cristal? Pues puedes llamarle tranquilamente la Zona de Confort. 

Dentro de nuestra caja de cristal, de nuestra zona de confort, no estamos solos, estamos con nuestros amigos, nuestros familiares, nuestros trabajos buenos o malos, con nuestra casa, nuestro coche, nuestra pertenencias y con todo aquello que nos permite tener los índices de cambio y por tanto de estrés más bajos y controlados. Es cómodo sin más. Esto provoca que ni nuestro entorno ni nuestros hábitos varíen en exceso y por tanto tengamos que tomar siempre las mismas decisiones, que realizamos las mismas acciones, que ejecutemos las mismas rutinas año tras año y que no nos preocupemos de plantearnos nuevas alternativas ni nuevas decisiones. 

Recientemente he podido leer como algunas personas te dicen que no debes salir de tu zona de confort y que lo que debes hacer es hacer mas grande tu zona de confort. Es decir, debes hacer más grande tu jaula de cristal, debes tener una pecera más grande. Los que plantean esto quieren reducir el estrés, como si fuera algo que se elige tener o no tener. Las personas tenemos estrés. Tendremos estrés dentro de nuestra jaula de cristal o fuera de ella. El problema es cómo gestionamos el estrés ya sea dentro o fuera de nuestra caja de cristal.

Pasaremos nuestra vida nos guste o no dentro de la caja de cristal con las normas preestablecidas e impuestas dentro de la misma. Nos diremos que no es posible salir de la caja de cristal y echaremos la culpa al sistema, a la familia, a los amigos o cualquier otro elemento. Al final incluso identificaremos un culpable entre estos factores que nos hará vivir aún más cómodos dentro de nuestra caja de cristal. Pero con culpable o sin él seguiremos viviendo dentro de nuestra urna de cristal. No habremos avanzado absolutamente nada hacia nuestros propósitos de vida ni hacia nuestra deseada forma de vivir fuera de las normas preestablecidas siendo libres para tomar decisiones. No habremos avanzado ni un solo metro. Seguiremos 100% en el interior de nuestra caja de cristal.

Si inicias el proceso para identificar y ver tu caja de cristal, observarás que está no existe de verdad. La caja de cristal no es tangible e inquebrantable. Solo está ahí si tu quieres que esté ahí. Las paredes de cristal son las limitaciones que tú te has marcado de hasta donde puedes llegar. Son las limitaciones que tu has llamado erróneamente límites. Son las limitaciones que otros te han impuesto. Mas allá de las paredes de cristal de tus limitaciones están los límites y estos son inalcanzables. Por mucho que quieras llegar a ellos, por muy cerca que quieras estar de los mismos nunca los alcanzarás, porque los límites no existen. Haz que tu urna tenga los límites como cristal y no las limitaciones.

¿Cómo sabremos que hemos vivido toda nuestra vida en nuestra urna de cristal? Cuando llegues a una edad ya muy avanzada, todos, todos, pero todos de verdad, miraremos hacia atrás. Allí si verás de forma nítida y clara tu urna de cristal. Incluso verás las paredes no de cristal sino de verdaderos muros de hormigón. Y ten por seguro que te preguntarás porque no tuviste el coraje de hacer aquello que realmente deseabas hacer y de tener el valor de salir de tu caja de cristal

 ¿Ves tu urna de cristal? ¿Ves las paredes, los lados, las aristas o las esquinas de tu jaula de cristal? Si no la ves, nunca es tarde para empezar un proceso de cambio que te permita visualizarla y salir de ella cuanto antes.

Importante, acuérdate que no se trata sólo de salir de tu caja de cristal sino de vivir constantemente fuera de ella. En cuanto te relajes volverás a tener tu preciosa urna de cristal.

Te ayudará para salir el pensar que no hay nada seguro. Lo único seguro es que no hay nada seguro.